Noticias / By Alianza Diálesis es Vida
27 Febrero 2024
Cuando la función renal llega a un punto de no retorno, el trasplante de riñón se convierte en la única opción para recuperar el funcionamiento normal del riñón. Este proceso conlleva una serie de procedimientos altamente complejos antes, durante y después de la cirugía.
En espoecífico, en la fase post-operatoria, los cuidados después de la cirugía son vitales y deben integrarse en la rutina diaria del trasplantado para asegurar una salud óptima. Según el Manual Educativo de la Asociación de Dializados y Trasplantados de Chile (Asodi) para el Paciente en Diálisis y Trasplantado, algunos de estos cuidados incluyen:
Es esencial que el paciente trasplantado se someta regularmente a controles médicos para evaluar su estado de salud, la eficacia del tratamiento, el efecto de los inmunosupresores, la evolución de la función renal y, así poder detectar a tiempo cualquier posible complicación. Es de suma importancia que, al presentarse a los controles médicos, los pacientes asistan en ayunas y con sus medicamentos u orden médica.
Dado que el tratamiento asignado a los trasplantados implica el uso de inmunosupresores de por vida, este tiende a disminuir sus defensas, por lo que se vuelven más propensos a infecciones y enfermedades. Por lo mismo, es relevante que puedan llevar un registro del uso de medicamentos; y que estos sean notificados a sus profesionales médicos cada vez que acuda a ellos. Además, se debe seguir de manera estricta, sin añadir o realizar cambios por iniciativa propia.
Es recomendado realizar actividad física moderada todos los días, entre 30 y 45 minutos. Es importante destacar que no debe implicar ejercicio de máximo esfuerzo. La rutina debe estar adaptada no solo al estado físico del paciente, sino que también de su estado de salud. No se deben realizar deportes extremos, pero sí ejercicios que promuevan la salud cardiovascular y el bienestar general.
Mantener la herida limpia y seca es fundamental para una adecuada recuperación postoperatoria. Además, es necesario llevar registro de algunos indicadores de salud como la cantidad de orina excretada y control de la temperatura dos veces al día.
También se debe agregar a las medidas de precaución por ser un paciente con patología crónica o de mayor riesgo frente a infecciones por ser trasplantado, el uso de mascarillas faciales en lugares públicos o cerca de personas enfermas, lavado de manos y de dientes constante y, utilización de bloqueador solar.
Una dieta balanceada, baja en sodio y grasas, es esencial para la salud del paciente trasplantado. Se recomienda aumentar progresivamente la variedad de alimentos que se consumen, pero siempre bajo la supervisión médica. Además, es importante mantener una adecuada hidratación, consumiendo al menos tres litros de líquido diariamente, preferiblemente agua.
Durante los primeros meses después del trasplante, se recomienda el uso de protección de barrera, como condones, incluso si tiene pareja estable. Si no tiene pareja estable, esto debe aplicarse en todos los encuentros sexuales. Por otro lado, si se planea tener hijos, es necesario informar al médico para así planificar en conjunto cuál sería el proceso adecuado.
Un trasplante renal, si bien implica una gran alegría y mejorar en la calidad y años de vida, también implica un cambio en el estilo de vida, dedicación y compromiso por parte del paciente. Sin embargo, el resultado final es salud y bienestar general, por lo que tiene un valor incomparable.