Noticias / By Alianza Diálesis es Vida
13 Julio 2023
Uno de los riesgos que padece el paciente con insuficiencia renal y de los que generalmente no se habla mucho, es el deterioro que se puede generar en su salud mental. Según el Manual Educativo de la Asociación de Dializados y Trasplantados de Chile (Asodi), “la depresión junto con la ansiedad son los trastornos más frecuentes en la enfermedad renal crónica”.
La psicóloga de Asodi, Susana López, explica que hay estudios, como es el caso de uno que fue realizado por la Sociedad Española de Nefrología, sobre depresión en pacientes con enfermedad renal que arrojó que ésta oscila entre un 20% y un 40%, mientras que la ansiedad, se sitúa entre un 12% y un 50%.
Asimismo, agrega que la depresión se da con mayor frecuencia en adultos jóvenes que en adultos mayores, lo que se incrementa cuando el paciente posee multimorbilidad. A “mayor multimorbilidad, o sea, número de patologías, aumenta hasta cuatro veces la probabilidad de hacer depresión”.
Sobre el mismo punto, la especialista asegura que en el adulto joven el impacto de la enfermedad renal en la salud mental es mayor, debido a que hay variables como el desarrollo personal, la autorrealización, y la proyección familiar, que se ven involucrados. En el caso del adulto mayor el panorama es distinto, ya que “la realización estuvo, pudo tener logros, hay nietos y una familia, es otra la realidad”.
Otro de los problemas que plantea López es el aislamiento. “Muchas veces la autoimagen, sobre todo lo que tiene que ver con el acceso vascular, el no descubrirse, o el mostrar en época de verano, hace que se vea limitada su red de apoyo”. A modo general, indicó que “se presenta un alto impacto en todos los ámbitos de la vida: en la seguridad en uno mismo, en lo físico y en lo emocional”.
En relación con el proceso de ingreso a diálisis, señala que es complejo, ya que existe un antes y un después “un antes con libertad, con autocuidado, y con autonomía. Después tienes cansancio, restricciones alimentarias y de libertad. Todo esto hace que la persona tenga que reformular su vida global en base a un procedimiento dialítico”.
Este es el caso de Verónica Rosales, vicepresidenta de Asodi e integrante de la Alianza Diálisis es Vida, quien se dializa hace 31 años. A los 15 años de edad, su médico le informó que debía entrar a diálisis de forma urgente debido a la delicada situación de salud en la que se encontraba.
Según cuenta, le costó bastante asumir esta nueva realidad, particularmente al comienzo de su tratamiento sufrió de muchos efectos adversos. “Cuando entré a mi primera diálisis, fueron mareos y vómitos. Los primeros días de diálisis fueron tan chocantes, que decía ‘no voy a volver más’”.
Sin embargo, el apoyo de su familia y de los profesionales que la atendieron fueron claves, según manifiesta, ya que además le explicaron que, si ella no volvía al tratamiento, podría perder la vida. Estas palabras resonaron en su interior y la hicieron entender que era algo trascendental en su vida.
“Era como pegarme un tirón de la realidad, que esa era mi realidad en esos momentos y que ya no iba a poder vivir sin diálisis. Si quería salir adelante con mi vida, tenía que dializarme y mi proyecto futuro era empezar a hacerme exámenes para poder trasplantarme”, sostuvo.
De la misma forma, señala que esta nueva etapa de su vida la afectó en el plano social y psicológico, donde se ha perdido muchos acontecimientos producto de que debe dializarse, tales como cursos y viajes familiares. No obstante, agregó que valora el poder dializarse “saber que gracias a la diálisis estoy viva, que gracias a ella puedo seguir viendo a mis hijos, a mi mamá, a mi esposo, es super gratificante”.
Verónica Rosales complementa que hay que ver a la diálisis como “una forma de poder seguir viviendo, trabajando, haciendo mis cosas en la casa, teniendo mis proyectos, y aunque me dijeron mil veces que no podía, tener hijos. O sea, pudiendo tener un proyecto de vida “normal””.
“He visto a otra familia en la diálisis gracias a que nos vemos siempre. Y el apoyo constante de mi familia, de mis amigos, cuando me siento muy débil. No sé si es porque soy positiva, o porque tengo demasiados buenos amigos y muy buena familia. Creo que ha sido super fundamental para mí”, concluyó.
Finalmente, Susana López destaca que el apoyo sicológico y multidisciplinario, es muy importante, como también el acompañamiento entre el grupo de pares. Algo similar a lo que plantea la Sociedad Española de Nefrología quienes aseguran que un tratamiento oportuno “puede representar un avance significativo para que cada paciente en diálisis alcance el mayor grado posible de rehabilitación física y psicológica, al tiempo que podrían contribuir a la reducción de los índices de morbilidad y mortalidad”.